El último libro de divulgación científica del astrónomo José María Maza es acerca del satélite natural que nos asombra todos los días: la Luna. Y no es menor hablar de ella, pues ha inspirado a grandes canciones y artistas, además, de estar en la boca de muchos en sus relaciones afectivas cuando se promete bajar la luna o quererse más que la luna, entre otros.

            Sin embargo, el autor indica que este libro no es necesariamente algo original, al final de la obra, comenta que en un viaje se encontró con el libro de la Luna de Fatoumata Kébé, ¿cuál es la diferencia? José María Maza nos regala un obra de la luna escrita desde el hemisferio sur, pues la mayoría de estos son escritos desde el hemisferio norte. El astrónomo nos ofrece nuestra propia luna y también se la enseña al mundo. En ésta recorrerá distintos elementos, algunos propios de su área, pero también muchos relacionados a la cultura: ¿Cómo veían la luna nuestros ancestros? o ¿qué teorías se generaron a partir de la Luna y que ahora forman parte de la historia? También nos habla de los viajes a la Luna y sobre los proyectos futuros para regresar a ella. El hombre ya puso un pie en este satélite natural, sin embargo, hace décadas que no ha vuelto. De momento hay planes futuro de nuevas expediciones Apolo, pero no son los únicos en querer alcanzar nuestro bella Selene como la llamaban los griegos, también está el proyecto liderado por China llamado Chang ‘e, nombre inspirado en una hermosa historia tradicional del país.

            El libro va alternando conocimientos científicos con elementos culturales, lo cual lo ayuda a la lectura. Si bien podemos encontrar secciones más áridas al lector (ojo, que no es que sean ilegibles, pues es divulgación), el hecho de que después se narren elementos culturales como, por ejemplo, de que muchas sociedades interpretaron las manchas de la luna como un conejo, pero que para los mapuches hay otros animales de más valor por lo que: “en las sombras de Küyen (la Luna) se puede ver la sombra del Iuwan (el guanaco). Durante la luna llena se puede observar con bastante claridad su cabeza con sus distintivas orejas.” (p. 31) la hace una obra entretenida y que motiva la lectura.

            Por otro lado, Maza es claro con su objetivo, esta obra no está pensada para ser un estudio acabado sobre la Luna, sino para generar la curiosidad por lo que nos entrega muchos datos que la despiertan como que el primer dibujo de la Luna lo hizo Thomas Harriot unos meses antes que Galileo Galilei, eso sí, el primer mapa detallado de la Luna es de Michael Florent van Langrent y, si bien fue el primero en dar la nomenclatura a las configuraciones lunares, ésta no se asentó, sino que, la que se popularizó fue la de Giovanni Battista Riccioli, un astrónomo jesuita del siglo XVII, cuyos nombres fueron incluidos cuando en 1935 la Unión Astronómica Internacional (IAU) presentó el International Astronomical Union Map que pone nombre a los 700 relieves lunares (cf. Capítulo 9).

            Otro tema fascinante es la formación de la luna que corresponde al apartado 21, si bien se ha avanzado mucho respecto a mapear la luna y cómo fue la formación de sus cráteres, continúa siendo un misterio cómo se creó. Hay teorías que han sido desechadas y otras que de momento se consideran posibles, sin embargo, es aún un enigma y sería muy interesante asistir a su descubrimiento y quizá te pueda resultar obvio, pero sin esta serie de eventos que no se han podido develar, no existiría la Tierra como la conocemos, pues fue la influencia de la Luna la que alargó los días (¡Antes la Tierra completaba su rotación en sólo 5 horas!) También agregar que hace miles de años atrás estaban mucho más cercanas (La Tierra y la Luna) por lo que la influencia entre ambas era aún mayor. Al final del libro nos cuenta la historia de Chang’e y nos deja la espinita de curiosidad sobre la expedición China Chang’e y es que los ojos deberían estar puestos en ese país en lo que se refiere a la Luna. Ellos han puesto, de manera exitosa, una sonda en la cara oculta de la Luna, ¡cuántos misterios habrán de descubrir!

            Luna es un libro para fascinarnos con este satélite (Nos volvimos lunáticos), para aprender, pero especialmente para causarnos curiosidad. Nos encantó y lo recomendamos como eje para hacer trabajos interdisciplinarios: arte, tecnología, lenguaje, historia y física pueden beneficiarse de este maravilloso tema.