[Reseña]: La sonrisa de Gladys

            Gladys Marín fue un ícono del comunismo, no sólo en Chile, sino en el extranjero. Un símbolo de coherencia, quien al final de sus días fue respetada por todo el mundo político por ser una mujer consistente entre lo que pensaba y sus acciones, pero antes de eso, la vida de la política fue compleja y Richard Sandoval la presenta en profundidad.

            La sonrisa de Gladys es una biografía póstuma, que contó con el testimonio de muchos testigos claves de su vida. Sus hijos, pero sobretodo sus amigos cercanos, pues los primeros se perdieron parte de la vida de su madre debido a la clandestinidad, un tema que también se aborda.

            En la obra podemos ver a una mujer que, sobre todas las cosas, creyó en un ideal y lo llevó a cabo, pero también comprendemos el alcance de su influencia en el comunismo en Chile. Gladys era una mujer carismática y su entorno lo comprendía, tanto que aumentó la inscripción de su partido en el área de los jóvenes de manera inmensa cuanto estuvo a cargo, también fue electa con apenas 23 años y creyó en el programa político de Allende hasta el final por lo que el golpe militar fue terrible no sólo en lo fáctico, sino en lo ideológico, pues ella no creía que pudiera estar pasando en un Chile democrático. Entonces, la dictadura la declaró más que persona non grata, una de las 100 personas más peligrosas en Chile que debían ser aniquiladas, desde ese momento Gladys pasó a la clandestinidad.

            La dictadura militar fue brutal, en especial con los integrantes del partido comunista y muchos decían que Gladys tenía un ángel guardián porque, en más de una ocasión, pudieron capturarla, pero se salvó de milagro. Si bien, se convirtió en un símbolo de la resistencia, eso le significó sacrificar su vida personal. Se alejó de su compañero a quien no volvió a ver y no pudo estar con sus hijos en el pasó de la niñez a la juventud, pues verlos a ellos o a su familia era exponerlos.

            La vuelta a la democracia tampoco fue fácil para ella, el partido comunista quedó fuera de los pactos políticos y con el sistema binominal fue prácticamente borrado del mapa político chileno, pero Gladys fue un estandarte de la resistencia y, por eso, su muerte, remeció al mundo político, pero sobretodo social, porque como dijimos, ella siempre fue coherente y fue en ayuda de quien le pidiera.

            Algo que se vislumbra en la biografía de Sandoval es que, sin duda, Gladys fue una mujer adelantada a su tiempo y que, probablemente, en la actualidad sería más que estimada por su coherencia, un valor perdido en el mundo político actual que no tiene credibilidad, por eso, relatan que su figura resurge con el estallido social porque Gladys es del pueblo. Independiente al partido político que adhieras (o no), lo cierto es que Gladys Marín es una figura que sienta un precedente en la política chilena y es una figura a la que es bueno volver como reflejo de una acción comprometida que no buscaba su beneficio y que luchaba por ideales para mejorar la sociedad.

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