[Reseña]: El viaje de la humanidad

            Oded Galor es economista y eso es decisivo en su ensayo: “El viaje de la humanidad”. Un libro ambicioso donde, en buen chileno, se busca entender porque estamos cómo estamos y somos los que somos. 

            Lo complejo de abarcar una gran la cantidad de años es obtener una línea conductora, para lo cual se plantea diversas interrogantes, ¿Por qué hay sociedades que son más ricas que otras? ¿Por qué algunas sociedades se desarrollaron más rápidamente? El análisis que hace Galor es fascinante y sin duda “El viaje de la humanidad” logra su cometido. Son dos grandes capítulos, pero cada uno se encuentra dividido en un montón de partes en las que el autor va construyendo su argumento.

            Nos quedaríamos cortos si intentamos explicarles de que se trata, pero haremos el esfuerzo de bosquejarlo en líneas generales. El autor comienza explicando que los avances tecnológicos de la humanidad no se han traducido en una mejora de la calidad de vida, aunque esto va a temer un cambio en los últimos dos siglos.

Para sostener esta tesis utiliza como base la ley malthusiana, la cual se basa en dos principios: “El primero es que un aumento de los recursos (terrenos agrícolas, capturas de pesca y abundancia de caza y recolección) conduce a las poblaciones a una mayor supervivencia gracias a la predisposición biológica, cultural y religiosa a reproducirse y al descenso de la mortalidad infantil que lleva una mejor alimentación. El segundo elemento es que el crecimiento demográfico conduce a un empeoramiento en las condiciones de vida cuando el espacio vital es limitado” (p.47)

Así, por ejemplo, cuando se pasó de ser cazadores-recolectores a una sociedad agrícola, hubo mejoras en la vida, como el acceso a la comida más constante lo que permitió tener más hijos y disminuyó la mortalidad. El aumento de población significó a la larga, que el mismo espacio no era capaz de alimentar el número de bocas, lo que condujo a un empeoramiento de las condiciones de vida. Este ciclo se repite, constantemente, en el viaje de la humanidad, eso hasta hace dos siglos atrás cuando se produce la revolución industrial donde hubo una mejora significativa en la calidad de vida, pero que no significó un aumento de la natalidad, sino que está tendió a disminuir. Entonces, la teoría malthusiana tocó su fin, pero ¿Qué explicaría este suceso? ¿Por qué se produjo la ruptura del esquema que la sociedad venía reproduciendo?

            Para ello se propone la teoría unificada del crecimiento, donde se comprende que la teoría malthusiana forma parte y no como se ha entendido el fenómeno actual, que considera que nuestra actualidad económica y la teoría malthusiana corren por carriles diferentes. Lo que busca Galor es entender: “que la comprensión de aquello que conduce a un desarrollo económico a nivel global sería frágil y estaría incompleta a menos que reflejase las fuerzas motrices detrás de todo el proceso, y no solamente en periodos aislados” (p.65). El autor indica que, aunque se piense que lo que cambió radicalmente la historia fue la revolución industrial, lo cierto es que sirve para fijar un periodo, pero que no explica la totalidad del entramado, sino que son una multiplicidad de otros factores, desde temas climáticos, el traslado del capital humano a la ciudad incluso pudo tener que ver con los judíos errantes, quienes, al verse lejos de su hogar, se vieron obligados a mejorar en habilidades que no fueran las tradicionales, sino en educarse. Lo mismo puede decirse del cambio de visión del protestantismo, en donde la mentalidad católica hegemónica hasta ese momento que plantea la riqueza como un pecado es reemplazada por otra visión en que se estimula el volverse rico y los negocios. Trabajar se vuelve un ideal en un grupo humano. Por otro lado, afecta la educación. Cuando las capas medias ven que se puede obtener un buen nivel de calidad de vida a través de la educación, lo que se denomina un mejoramiento del capital humano, las familias comienzan a invertir en educación, lo cual significa que, si bien son más ricos, deben invertir dinero en esto, por lo que las familias disminuyen de tamaño para poder brindar a sus hijos mejores oportunidades a futuro.

            Pero el autor no se queda solo con factores sociales, sino que también analiza factores fuera del control humano. Por ejemplo, cuando las sociedades comienzan a migrar debido a que el terreno no es suficiente, se producen distintas olas migratorias, lo que implica que la variedad genética de la medialuna fértil de África va desapareciendo cuando más lejos es la distancia a la que los grupos humanos llegan y la diversidad genética en una justa medida (en los dos extremos se opone a los avances) puede resultar una ventaja comparativa a la hora de la innovación. Asimismo, el clima también puede jugar un factor relevante, pues las sociedades agrícolas avanzaron mucho al inicio, pero cuando se comenzaron a requerir nuevas habilidades por los avances tecnológicos, fueron las sociedades con menos riqueza de terrenos fértiles las que pasaron a la cabeza porque su capital humano estaba mucho más educado y abierto a abrazar las nuevas maneras de funcionar.

            “El viaje de la humanidad” no es un libro fácil, pero tampoco quiere serlo. Tampoco es un libro para economistas, hay un esfuerzo evidente en el autor para que su obra sea de divulgación, pero lo que quiere mostrar en su obra es complejo y cubre múltiples aristas, que exige atención y, sin duda, más de una lectura. Es un libro que nos permite entender y es, a través del conocimiento, que podremos tomar decisiones más inteligentes, elecciones que nos permitan un mundo mucho más justo y esa es la esperanza del autor.

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