[Reseña]: La puerta del baño

Sandrine Beau escribe una propuesta para hablar del valor del cuerpo y de la intimidad, a través de la historia de Mía y que editorial Zig-zag decidió traducir para poder trabajarlo en el aula con nuestros estudiantes.

Mía es una niña que está ansiosa porque se le desarrollen sus pechos. Los de su mamá le parecen preciosos y ella quiere unos iguales. Así que está atenta al menor indicio y cuando siente un pequeño malestar, seguirá día a día los cambios de su cuerpo. Primero una arvejita, luego otra, los cambios en su cuerpo se van manifestando de manera gradual.

            En el intertanto nos cuenta que vive con su mamá, su hermano pequeño Polo y Lloyd, actual pareja de su madre. Tanto Mía como su mamá están muy agradecidas, pues tras la “ruptura” con Óscar, el papá de Polo, su madre entró en una depresión de la que no podía salir hasta que volvió a sonreír gracias a Lloyd. La única que no está muy contenta es la Lelita porque él no hace nada más que quedarse en el sillón.

            La relación con Lloyd es divertida porque al estar en casa cuida a Mía y Polo, todo es normal hasta que Mía se desarrolla y él adquiere la mala costumbre de entrar al baño cuando Mía se está bañando. Todo esto comienza a generar conflictos graves en nuestra protagonista: quiere contarle a su mamá, pero inicialmente no se atreve porque Lloyd la sacó de su depresión y no quiere volver a verla así, tampoco prueba con contarle a sus profesores porque tiene miedo de que todo el colegio se entere y que, además juzguen a su mamá (y ella se moleste porque no le contó primero) y, finalmente, está la Lelita, pero ella se tuvo que hacer cargo cuando la mamá estaba mal. Mía se siente atrapada e intenta solucionarlo por sus propios medios, pero Lloyd es astuto.

            La protagonista comienza a desarrollar miedo a entrar al baño o incluso a dormir, Lloyd invade todos sus espacios. Mía no logra concentrarse, vive angustiada y es infeliz. Cuando decide hablar con su mamá, tampoco se dan las ocasiones… además como Lloyd manipula las situaciones para dejarla como una niña malcriada o caprichosa; Mía no se siente apoyada por su mamá.

            Finalmente, un día explota y huye con su Lelita, quien urde un plan para pillarlo in fraganti y echarlo de la casa. Con el tiempo Mía vuelve a recuperar la confianza y sentirse a gusto con su cuerpo. En esta novela estamos siempre desde la perspectiva de Mía, que fue un elemento importante a la hora de escoger esta lectura como nos indica Camila Bralic, editora del sello Zig-zag: “Uno de los aportes de La puerta del baño es que trata un tema así de sensible sin tabúes, pero tampoco cayendo en el morbo. Y sobre todo, lo que más nos gustó es que presenta el tema desde la voz de la niña, de la adolescente que está descubriendo lo que ella quiere y lo que ella no quiere, y que busca darle un espacio a eso. Es su voz la que se hace escuchar. Y eso hace toda la diferencia.”

            “La puerta del baño” es una novela breve que, en menos de 100 páginas, provoca sentimientos intensos, pero es un libro necesario porque habla de temas que afectan a muchos jóvenes cuando están en pleno desarrollo y ésta es una puerta de entrada para poder tratarlo. Sin duda, es un libro que debe ser guiado por un tutor y que recomendamos para trabajar el tema tanto del acoso, como del respeto al cuerpo, así como la necesidad de buscar redes de apoyo, ya sea en la familia o en la escuela. De hecho, la editora de Zig-zag es clara al respecto: “Porque lamentablemente en nuestro país, y en la historia, la voz de la víctima tiene muy poco espacio. Especialmente cuando se trata de niñas o niños, cuya voz es poco escuchada en general en nuestra sociedad. Entonces es muy difícil pedirles que verbalicen lo que sienten con respecto a una amenaza de acoso. Es por eso que es tan importante buscar entornos de diálogo, de respeto, en los que podamos conversar sobre estos temas, y en los que podamos entregar herramientas para detectar las señales, pero sobre todo para prevenir” agrega Camila y, sin duda, esta novela lo es.

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