[Reseña]: Una escritora de muerte

            Finlay es una mujer que se encuentra al borde del colapso. Recientemente divorciada porque su marido le fue infiel, lo que la llevó a un deplorable estado económico, se le suma que él manipula esta situación para hacerla ver como mala madre para poder quedarse con la custodia de los niños. Por otro lado, es una escritora de novelas de suspenso y está atrasada con la entrega se su último libro del que no tiene nada escrito y ya se gastó el adelanto para poder saldar deudas. Entre un marido (y su actual pareja) haciéndole la vida imposible, sus niños siendo niños (con el desastre que acarrea), sin dinero y una fecha que ya se le vino encima y sin inspiración, Finlay se encuentra desesperada.

            Su vida dará un vuelco cuando se reúna con su agente literaria en una cafetería para conversar acerca de su obra, que es una novela de crímenes, y accidentalmente una persona que se hallaba en el mismo lugar escucha la conversación pensando que es real y llega la conclusión que Finlay es una sicaria o asesina a sueldo, por lo que le entregará una una pequeña nota que cambiará su vida. No es que ella sea una asesina ni nada, pero la suma de cincuenta mil dólares que le ofrece este personaje para llevar a efecto un asesinato la ayudaría a saldar sus deudas y vivir tranquila. Por otro lado, ella no tiene la menor idea de cómo llevar a cabo esta acción, pero la curiosidad es tan fuerte que sin querer queriendo se ve envuelta en un crimen… y así es como le vuelve la inspiración. Su libro trata de lo que está viviendo.

            Como si fuera poco, su hermana es policía y en un intento por ayudarla con su libro, pero también para que encuentre una nueva pareja, le presenta al buen Nick que está precisamente investigando a peces gordos y al hombre que ella mató está metido en medio de la mafia… por lo tanto, sin saberlo, él también la está buscando.

            Esta es una novela de cozy crime ideal para leer este invierno. Los personajes son súper queribles, aunque se vean envueltos en asesinatos y ese es el punto de esta novela. Finlay está en medio de todo, intentando aplicar todo lo que ha aprendido en las novelas de suspenso, pero lo hace mal porque no sabe. Se ve metida en medio del crimen organizado de primer nivel y todo el tiempo está más cercana a ser incriminada que a hacer las cosas bien, lo cual le da una liviandad a la lectura y hace que sea tragicómico.

            Además, está su compinche, que es la cuidadora de sus hijos. A ella le cae pésimo el exmarido, que es quien le paga (podría pasarle el dinero a Finlay, pero es un personaje que quiere tener todo el control financiero) y como necesita el dinero, muchas veces tiene que aguantarlo, pero llegará la gota que rebalsa el vaso y ella tendrá que renunciar… eso hasta que encuentre a Finlay con las manos en la masa, en vez de acusarla, decidirá apoyarla. Es un personaje divertido con el que es fácil encariñarse, así como los hijos de la protagonista.

            “Una escritora de muerte” es una novela ligera, que atrapa, divierte y que es ideal para leer durante el invierno y desconectarse un rato. Los problemas de Finlay son cotidianos, palpables, con los que es fácil identificarse y las soluciones desesperadas donde realmente quiere hacer A y termina haciendo Z con un resultado más o menos como el que necesita; sin duda las aventuras te dejarán con una sensación de haber pasado un buen rato con los muchos errores que se convierten en medios aciertos de Finlay y compañía. Obviamente, ya nos anotamos para leer la siguiente entrega.

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