[Reseña]: Bajo la puerta de los susurros

            Esta es una nueva novela autoconclusiva de TJ Klune, un autor muy querido dentro la comunidad de los lectores juveniles. Éste incluye en todas sus novelas temáticas LGBTIQ+, pero de una manera orgánica y natural.

            Esta es la historia de Wallace Price un abogado, dueño de una exitosa firma, quien se ha abierto camino laboral a costa de su vida personal y parece que ésta no le importa demasiado. Lo que es relevante para su vida es su firma y cumplir con sus clientes, no perder casos y cobrar jugosos sueldos. Es implacable y no perdona errores. Por ello es que en las primeras escenas vemos que protagonizará una escena con una secretaria de muchos años que es sumamente responsable y que por cometer un pequeño error, es despedida, en una escena triste porque se presta a confusión, pues ella ha estado llorando y cree que Wallace la quiere ayudar.

            Nuestro protagonista es incapaz de ver más allá de sí mismo y muere. Ese podría ser el final del libro, pero es el principio. Al igual que “Una canción de navidad” asiste a su entierro donde se da cuenta que apenas hay personas y ninguno de los asistentes tiene un buen recuerdo de él. La diferencia con el sr. Scrootch es que Wallace si está muerto, no es una advertencia. 

            En ese momento ve a una chica que no recuerda (cree no recordar, en realidad, no la conoce) y quien lo puede ver, esto le llama mucho la atención, pues nadie más lo hace. Él comienza a reclamar que tiene mucho que hacer, de alguna manera (comprensible) no puede integrar que está muerto, así que Mei se lo explicará, además de responder algunas dudas típicas como la existencia de Dios, entre otras. Su labor consiste en llevarlo con el barquero para que pase al siguiente momento de esta etapa. Nadie sabe lo que sucede al otro lado, pero si, que una vez que uno está preparado, una puerta ubicada en la parte de arriba del local de té (la fachada de que es un lugar para trasladar las almas de los muertos) y casa de Hugo, te atraerá con sus susurros y eso significará que estás listo para ir a donde sea que vayas.

            Una vez llegados allí, Wallace conocerá a Hugo, el barquero, un hombre poco usual quien le explicará que puede pasar el tiempo necesario y que él sabrá cuando esta listo. En esta casa conocerá a Nelson, el abuelo muerto de Hugo, quien es el fantasma con mayor tiempo ha estado en este lugar de paso y al perrito de compañía de Hugo, quien también está muerto (por cierto, para los perritos rigen otras reglas y no se sabe bien que pasa, pero da la idea de que todos los perritos tienen sus asuntos resueltos de antes) y que tampoco se va por acompañar a su dueño.

            La historia entonces será la de Wallace aprendiendo en esta situación de paso, en que está muerto (no pueden verlo o tocarlo) y es un fantasma, en la que aprenderá a vivir. Es una historia en la que se enamorará, aprenderá a dejar de pensar solo en sí mismo y entenderá lo maravilloso que es ayudar a los demás. Es una historia muy bonita, con personajes queribles, aunque a ratos Wallace se nos hacía insufrible y, en este sentido, la novela nos fue compleja al inicio, pero que fuese un personaje tan desagradable, hace que el tránsito tenga mayor mérito.

            Nos enamoramos de los personajes centrales, pero sobretodo de Nelson y el perrito, ambos personajes son símbolos de un amor desinteresado, que acompaña y que entiende que la vida no es lo que tienes sino el amor que dejas.

            En “Bajo la puerta de los susurros” acompañamos al despertar del lado humano de Wallace, de la compresión de que no sabes cuanto tiempo tienes de vida y, por lo tanto, debes decidir con sabiduría que hacer con él. También está el tema de que Wallace es bisexual y Hugo gay, en ambos casos, es algo que está asumido y que nadie cuestiona. En este sentido, creemos que es un libro que se puede trabajar en el aula con jóvenes de enseñanza media de muchas maneras, tanto en el valor de la vida, de la amistad, del amor y del aprendizaje. Cuando estamos en una sociedad que busca optimizar el rendimiento, es bueno detenerse y compartir un té con los seres queridos todos los días. Recomendado.

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