Este es un libro protagonizado por Gárgola, un niño que ha debido enfrentar tempranamente la muerte de su madre debido al coronavirus. Esto ha hecho que sea un niño infeliz sumido en una depresión y angustia fulminante de la que el padre no sé da cuenta de manera inicial porque él también está viviendo un proceso de duelo con un dolor del que no puede salir.
Como si fuera poco Gárgola debe enfrentar un nuevo -viejo- desafío y es volver a clases presenciales. Tras el confinamiento él ya está acostumbrado a la soledad y volver al aula llena de otros compañeros lo angustia. Por suerte, cuando su padre se da cuenta de su problema lo envía con la doctora Libro, ella lo alivia, le enseña técnicas para controlar sus síntomas y le prescribe medicamentos, además de contar con el apoyo de su amiga Encina, una de las personas más inteligentes que conoce.
Su vida da un vuelco el día que afuera de su casa y en la de todos los vecinos aparece un conejo blanco muerto, lo cual desconcierta a todo el vecindario. Gárgola y Encina sumamente curiosos comienzan a investigar, todo apunta a una misteriosa casa Kravark, quienes llegaron a habitarla durante el confinamiento y a quienes apenas ven. Por coincidencia, el mismo día de los conejos llega a clases un alumno nuevo Krark Kravark, un niño misterioso e intimidante con una cicatriz en su rostro que no deja indiferente a ningún estudiante.
Los amigos comenzarán, entonces, una aventura por descubrir quién ha dejado esos conejos y que no vuelva a ocurrir. Esta es una historia que nos da cuenta de cómo la vida puede cambiar por una enfermedad, que todos podemos sufrir, pero que también es posible salir con ayuda. Gárgola no va a dejar de extrañar a su madre, sin embargo, va a ser capaz de salir y disfrutar la vida. También es una historia que tiene que ver mucho con los prejuicios hacia los otros, no es menor que la mayoría de los personajes tengan nombres que remitan más bien a arquetipos: la doctora Libro, la señora Lápida, la señora Haití o el comisario Gabardina. Los únicos con “nombres propios” son los tres niños y son quienes poseen más características propias y tanto Gárgola como Krark son niños a quienes se apunta como raros. Es interesante como Gárgola se siente juzgado, pero hace lo mismo con Krark sin cuestionarse. La novela nos ayudará, por lo tanto, a hablar de los prejuicios y sobre el confinamiento. Tenemos a Encina, quien no tiene problemas en regresar al aula, pero a Gárgola le produce ansiedad, será por lo tanto su red de amigos, de familiares y el acompañamiento de una especialista.
Es una novela a partir de los 12 años para trabajar en el aula sobre: salud mental después del confinamiento, la pérdida de un ser querido y el duelo, el valor de la amistad y la importancia de no juzgar a las personas por su físico. Además, atrapará a los niños y niñas porque seguirán de cerca una aventura que los mantendrá atentos a conocer el culpable del “asunto de los conejos en los umbrales”. Nos encantó y está absolutamente recomendada.
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