Esta obra consta de diferentes artículos y publicaciones inéditas de Siri Hustvedt, una autora multifacética. Es una enamorada de las letras, las cuales ejerce a través de la literatura, pero es también licenciada en filosofía y doctora en psiquiatría.
Cuando leemos cada uno de sus ensayos es evidente su acervo cultural, pues es capaz de pasar de un concepto a otro, pero de una manera cercana y sencilla, donde se evidencian sus dotes de narradora. Sí, demuestra su manejo de conceptos complejos y cita autores de filosofía y otras áreas del conocimiento, pero tiene el “don de lenguas” y es accesible a cualquier lector interesado.
El comienzo del libro es sumamente íntimo, pues es desde los recuerdos de su familia real (aunque en cierta medida, dada la característica de los recuerdos, imaginada), a través de la cual nos contextualiza, pero también nos sirve para reflejar nuestra propia construcción de la identidad: “Todos estamos hechos, en mayor o menor medida, de lo que llamamos memoria, que consiste no solo en los fragmentos de tiempo visibles para nosotros en imágenes que se han afianzado a fuerza de repetirse , sino también en los recuerdos que encarnamos y no comprendemos” (p. 22), como la magdalena de Proust, somos esas experiencias que evocamos.
Es difícil etiquetar el libro en una casilla porque tiene mucho para los amantes de la literatura como “Leer en tiempos de pandemia”; “El futuro de la literatura”; “Las variaciones de Simbad”, “Dejo caer la pluma”, entre otros, pero en todos ellos se cruza el concepto de la identidad. Por ello son apuntes sobre mi familia real y literaria, pero no solamente es sobre literatura, escritura e identidad, sino que hay una potente reflexión acerca de ser una mujer en el mundo, en este caso, Siri Hustvedt se entiende a sí misma como una privilegiada, pero también ha visto de cerca el mundo de la discriminación, la que incluso ella misma ha normalizado en más de una ocasión, por ejemplo, con el acoso callejero que sufría desde temprana edad.
No es fácil ser una mujer escritora casada con otro escritor de renombre, como su esposo Paul Auster, pues constantemente se ha considerado que él es el intelectual de la relación, mientras que ella hace literatura para mujeres (cuando no es el caso y Auster ha salido a desmentirlo). Asimismo, en ponencias de su obra en que ha sido invitada, cuando solo hay hombres en el panel, ellos solo hablan de sí mismos y si ella se los hace notar, se ofenden. Es decir, incluso en círculos donde las diferencias de género son mucho más aceptadas y, por lo tanto, se intentan corregir, aún ahí existe una brecha grandísima. Por lo cual, en casos, donde la línea divisoria hacia la violencia de género es mucho más compleja, es invisible.
Para ir finalizando, es un libro que da gusto leer, la prosa de la autora (créditos a la traductora) es excelente y, como indicamos, una lectura atenta podrá entender la multiplicidad de referencias. Ahora bien, ¿cómo lo trabajamos en el aula? Consideramos que se pueden tomar artículos particulares. Podemos trabajar el tema de las autoras, por ejemplo hay un capítulo dedicado a Jane Austen y otro a Emily Brönte con las dificultades que les implicó ser mujeres, son textos que podemos analizar en distintas asignaturas como lenguaje, filosofía e historia (la historia que deja afuera de las mujeres y como hay casos en que no se las pudo invisibilizar, aunque si se las encasilló como también le pasó a Hustvedt). Hay otros relacionados a la construcción de la identidad que pueden también trabajar interdisciplinariamente viendo cómo construir textos en donde se reflexione respecto de cómo la familia y otros influyen en mi construcción de identidad o también trabajar el tema de las diferencias de género. Es decir, podemos intencionarlos de acuerdo a diferentes temáticas y para trabajarlos de manera interdisciplinaria. Nos encantó.
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