[Reseña]: El secreto Fabergé

            Fabergé fue un orfebre famosísimo que diseñaba joyas exclusivas, es conocido por hacer los prestigiosos huevos Fabergé, favoritos del zar Alejandro III, gusto que heredó a su hijo Nicolás II. Al leer el título de esta novela, se puede anticipar que lo que encontraremos es una historia vinculada a la aristocracia rusa.

            Estamos en Rusia a inicios del siglo XX donde conocemos al príncipe Dimitri Markhov, un aristócrata cercano a Nicolás II a quien considera su amigo y a quien admira, pues es testigo de su alma cariñosa y su apacible temple. A través de este personaje, el narrador nos permite adentrarnos al funcionamiento de la aristocracia rusa, que a los ojos de Dimitri no es de su agrado y de como Nicolás II se distingue de ellos, también nos enteraremos del conflicto entre Rusia y los judíos, el cual ha ido escalando en violencia. En muchos sentidos, los judíos -incluso nacidos en el país- no son considerados rusos y existe una fuerte pugna en la sociedad rusa sobre si deben ser considerados o no como parte de ella.  

Por otro lado, aparecerá Katya Golitsyn, hija de un hombre adinerado, quien conocerá a Dimitri en una fiesta de la corte. Katya no es como las mujeres que él conoce, ella es médico de profesión, además de ser directa y decir lo que piensa, lo que les permite tener una conversación franca. Ella lo invita a unos círculos intelectuales, sin esperanza de que asista, pero él lo hace movido por la curiosidad. Una vez allí se comenzará a enterar de lo que sucede en Rusia fuera de la aristocracia, de la violencia y la pobreza del pueblo ruso, de antisemitismo y la violencia contra los judíos. Entonces, junto a Katya intentarán dejar de ser ajenos e intervenir con el deseo de que se instaure una monarquía constitucional donde los huevos Fabergé tendrán un rol central.

La narración del autor es rica, nos adentramos en el esplendor de la aristocracia en Rusia, llena de joyas despampanantes y hombres en uniforme, por el otro lado, podemos ver la descripción descarnada, cruda y desagradable de la violencia y la pobreza de la mayoría del pueblo ruso. Pronto, Dimitri comprenderá que Nicolás II vive en una burbuja de la que no quiere salir y donde la aristocracia se ha encerrado en sí misma ajena a los dolores de su país.

Los personajes están bien delineados, no hay blancos ni negros, sino distintos caracteres movidos por motivos personales y que responden a situaciones contextuales específicas, es por ello que Dimitri (y no es el único) se encuentra en una situación emocionalmente ambivalente y conflictuada en sus lealtades. Por un lado, tiene la claridad política de entender que el gobierno debe terminar como existe, pero no es que la culpa sea que los soberanos sean malos como personas, sino que no están a la altura de lo que el pueblo ruso necesita. Pero por el lado emocional se siente traicionando a su amigo y clase social.

Es un libro donde se mezclan dos mundos que son ajenos, donde los personajes tienen motivaciones altruistas y otras no tanto, donde la acción discurre sin pausa y queremos saber cada vez más. Es un libro que nos devoramos y con el que creemos que nuestros jóvenes estudiantes se pueden ver muy interesados por las intrigas que genera, pero también podemos ver como el encerrarse en sus privilegios le costó cara a la aristocracia rusa. Por otro lado, entender que las personas tenemos motivaciones que no necesariamente responden a ser malos o buenos, sino a como aprendemos sobre el mundo y la necesidad de siempre estar curiosos y abiertos a ver nuestro contexto y comprometernos por mejorarlo.

El autor de “El secreto Fabergé” Charles Belfoure es escritor e historiador, lo cuál plasma en esta obra donde mezcla la historia y la literatura de manera increíble.

*Realizamos está lectura previa al conflicto entre Rusia y Ucrania, una guerra que -a la luz de este libro- debemos recordar que es más compleja de lo que muchos medios han indicado. Es una pugna que tiene como base sucesos anteriores que debemos conocer en profundidad; sin embargo, las armas y la violencia nunca deberían ser la respuesta. 

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