Ellos nos habían dicho que recuperaríamos la ropa después de una ducha. Mintieron. Nos dieron ropa de sacos de rayas (…) Ya no éramos personas, sólo números. Ahora podían hacer lo que quisieran con nosotras.
Así que no me vengan con que la ropa no importa.” (p.24)

Esta es una novela histórica sobre la Segunda Guerra Mundial al interior de los campos de concentración. La historia transcurre en el último año de la guerra y la protagoniza Ella, prácticamente una niña que ama la costura y que se ve encerrada por ser judía.
Ella, a pesar de estar en un campo de concentración, sigue obsesionada con su pasión: la costura, que también tiene una relación afectiva, pues la aprendió de su abuela. Debido a esta pasión, ella irá a trabajar en el único espacio de alta costura del campo de concentración, los que confeccionan trajes para las mujeres de los grandes militares. Para ello mentirá sobre su edad y se someterá a sí misma a duras pruebas. Será en este lugar donde conocerá a Rose, uno de los personajes más dulces de la historia.
En la novela Ella es en ocasiones es criticada por su anhelo de seguir cosiendo en la época que está, sin embargo, creo que algo que es destacable de esta novela es que precisamente de la boca de los personajes que juzgan por distintas razones, nos vamos dando cuenta que, en especial en situaciones límites, no hay que juzgar a las personas por sus acciones, incluso si no estamos de acuerdo con ellas. No conocemos el trasfondo que llevó a las personas a actuar de la forma en que lo hacen, pues dentro de cada persona hay historias y heridas personales.
Otro punto interesante respecto a la reflexión del vestuario tiene que ver con la identidad, la protagonista describirá cómo el acto de quitarte la ropa (incluida la interior) es una manera de convertirte en nadie y desde ese espacio, Ella dará una pelea por seguir siendo quien es.
Ella y Rose son dos personajes que se contraponen. Ella aprenderá rápidamente el lenguaje y la manera de sobrevivir, se ganará la simpatía de las guardianas (las que eligen estar ahí) y hará lo que sea para sobrevivir. Rose es en cambio una chica súper educada, pero muy inocente. Ella representa una bondad a toda prueba, siempre queriendo compartir todo lo que tiene con los demás y no queriendo pasar sobre ellos.
La historia está llena de mujeres y de elecciones, de historias y de trasfondos. Como dice la autora de “La cinta roja”, los personajes son ficticios, pero pudieron existir.
“La cinta roja” es de ágil lectura, es fácil encariñarse con los personajes y es duro ver las miserias de una herida en la historia de la humanidad como el holocausto nazi, pero si bien podemos hacer una lectura con relación al hecho histórico, es también un libro sobre la amistad, la esperanza y la comprensión del ser humano cuando está en situaciones límites; también sobre la construcción de la identidad, a partir del vestuario y de los otros. La cinta roja es esperanza, pero también es la lucha por mantener la humanidad en un espacio que busca anularte.
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