[Reseña]: La familia, la primera escuela de las emociones

“Ningún hijo o hija viene con un manual de instrucciones. Llegan a casa, lo ocupan todo y a partir de eses instante toca amar e improvisar” (p. 19)

Mar Romera nos relata a través este libro las dificultades y conflictos más comunes que los papás y mamás suelen encontrar durante ese espacio de desarrollo de los procesos de aprendizaje durante la infancia. Habla desde su profesión como docente de escuela, pero también lo hace desde su rol materno lo que confiere un valor especial al combinar ambos contextos de conocimiento. Entre ambos modos de vivir ha reunido una serie de experiencia que ha intentado sistematizar en esta obra sobre la familia.

“El crecimiento integral del ser humano se apoya en cuatro pilares fundamentales: el físico, el cognitivo, el emocional y el trascendental” (p. 21). De acuerdo con la autora lo emocional es el gran hilo que une el desarrollo integral de la persona. Y nos recuerda una frase del neurocientífico Francisco Mora de que sólo se aprende aquello que se ama. Hoy en día existe un acuerdo transversal de que la inteligencia emocional juega un papel importante en el desarrollo de las personas y las sociedades: “En definitiva, una gestión eficaz de las emociones es clave para nuestro bienestar” (p.198), por este motivo, agrega, la pedagogía emocional se ha convertido en el pilar educativo fundamental del siglo XXI.

Otro aspecto que recalca es que los sueños y deseos de los padres y madres no son los sueños y deseos de los niños y las niñas. Por tanto, debemos estar atentos a sus motivaciones, intereses y conocerlos a fondo para lograr comprender sus emociones. Al respecto señala que “Nuestros hijos e hijas son nuestro proyecto, pero nuestros proyectos no son los suyos y la clave de la educación está en respetarlos (p. 29). La infancia del siglo XXI es diferente a la de décadas anteriores. Mediada por las tecnologías, por un mundo cambiante en donde el éxito no está garantizado y que nos lleva como padres a la hiperprotección y la hiperocupación. En este sentido no hay recetas y lo importante es dejarles vivir su infancia, darles el derecho a equivocarse para mejorar su resiliencia y hacerlos fuertes ante la frustración. Con calma y con mucho afecto. 

Un último factor que releva en su libro es que “Nuestros hijos no aprenden lo que les enseñamos, nos aprenden a nosotros” (p. 37), aprenden de nuestros sueños, nuestros miedos, nuestras ilusiones, nuestros hábitos y nuestros valores. Nos observan, somos su medida de las cosas. Podemos enseñarles que no se debe mentir, pero luego les pedimos que digan que no estamos cuando nos vienen a cobrar una deuda a nuestra casa. Aprenden de nuestras conductas. De esta manera la coherencia es clave en nosotros los adultos hacia los niños porque querámoslo o no somos modelos para ellos, seamos buenos o malos o regulares, somos su modelo por seguir. Finalmente, cierra con la siguiente frase “Debería prohibirse ejercer de padres o de docentes a aquellas personas que no tienen el optimismo como bandera” (p. 201).

Un libro en que Mar Romera acompaña sus dichos con muchos relatos, historias y cuentos tomados de la historia, de la costumbre y de las tradiciones, lo que le da un plus adicional que lo hace más interesante de leer. Recomendado para leerlo en familia y trabajarlo en una escuela para Padres. 

Título: La familia, la primera escuela de las emociones  

Autor: Mar Romera

Editor: Ediciones Destino

Año: mayo 2020

País: España

Número de páginas: 203

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